¿Por qué restringir los cruceros es algo bueno para La Habana?

¿Por qué restringir los cruceros es algo bueno para La Habana?

LA HABANA, 27 Junio El 4 de junio, el gobierno de los Estados Unidos anunció la suspensión de los viajes de cruceros de ese país a Cuba, como parte de un nuevo paquete de restricciones…

que abarca los barcos de pasajeros, los buques recreativos y las aeronaves privadas.

Pese al descontento que esta medida originó, existen factores ambientales, económicos, culturales y sociales que demuestran el impacto ejercido por los cruceros a una ciudad como La Habana.

Aquí mostramos cinco razones para sentirnos positivos respecto a esta medida:

Los pasajeros que viajan en cruceros no se alojan en casas de renta particulares ni Airbnb, y por lo general tampoco suelen comer en restaurantes ni paladares. Como estos servicios están incluidos en sus pasajes, su llegada no representa un beneficio real para los propietarios de estos locales.

El turismo de los cruceros no es sostenible, y su impacto en las comunidades no es positivo. Con la llegada de los turistas, las ciudades pequeñas como La Habana Vieja se congestionan de transeúntes, llegando a distorsionar el tráfico y los espacios públicos, y provocando dificultades en la movilidad.

Los turistas de los cruceros, al desplazarse en grupos grandes, saturan los servicios de la ciudad y generan estrés en los comercios y sus trabajadores. Además, provocan el incremento de los precios de bienes y servicios, lo que tiene un impacto económico negativo para la población local.

El público que viaja en los cruceros no suele interesarse mucho por la historia o los valores culturales de la ciudad. Al encontrarse en un viaje de relax, destina sus pocas horas en actividades lo más cercanas posibles al puerto, y que no requieran mucho esfuerzo, como tomarse un mojito o comprar un souvenir.

Cuando una ciudad se convierte en un destino popular para los cruceros, su constante llegada comienza a convertirse en un fenómeno creciente, y muchas veces sin vuelta atrás.

Experiencias en otros países han demostrado el impacto ecológico negativo de esta actividad al tomarse medidas como dragar los puertos para aumentar su capacidad de recibir más embarcaciones, lo que termina dañando los ecosistemas de la zona.
Con información de Vistar