Se avecina una silenciosa protesta de «boteros» en La Habana

boteros privados

LA HABANA, 2 Oct. Aunque han seguido manejando en aparente calma desde que se hicieron públicas en julio último las nuevas restricciones al cuentapropismo, los taxistas independientes amenazan con parquear silenciosamente sus carros y dejar que empeore la crisis de transportación en La Habana.

Si bien parece poco probable que esto pueda ocurrir, los también llamados «boteros» pretenden que el gobierno cubano «se eche para atrás» o modifique la ley que prácticamente los obliga a dar un servicio en rutas para «poder subsistir».

Lo cierto es que el lunes próximo se estrenará el nuevo experimento para el transporte de pasajeros en la capital, que consistirá básicamente en poner a funcionar un sistema de 26 piqueras y 23 rutas asociadas, con «incentivos» para los choferes particulares que se acojan al mismo.

«Buscan asfixiarnos para que los dejemos controlarnos totalmente o nos jodamos. Sin nosotros La Habana colapsará porque a gran parte de la población la movemos nosotros. Estoy seguro de que habrá rutas medio vacías porque muchos entregarán la licencia o se quedarán en su casa.

«Espero que tengan suficientes carros y choferes para ‘darle’ el pecho al caos que se aproxima. Quienes pagan las consecuencias de cada invento son los pasajeros», explica el botero Rogelio, de 37 años.

A pesar de que las autoridades de la isla han dicho que el servicio de transportación que brindan los trabajadores por cuenta propia “es complementario, alternativo y necesario», su objetivo es lograr «un equilibrio entre los intereses del pueblo, los de los transportistas que decidan participar, y los del Estado y el Gobierno”.

Cabría preguntarse entonces dónde quedan los intereses de quienes no quieran unirse a la iniciativa. De acuerdo con Oscar, «se trata de un chantaje: o nos acogemos a sus reglas y nos integramos a una cooperativa o nos arriesgamos a que nos caiga cuanto inspector haya en la calle para ‘partirnos las patas’. Va a ser imposible circular porque habrá contra nosotros una especie de cacería de brujas.

«Si lo que quieren es acabar con el robo de combustible debieran controlar más el sistema empresarial estatal porque allí nace la corrupción. Ningún taxista produce petróleo en su casa», destaca este hombre decidido a entregar la licencia que lo habilita como porteador privado.

Asimismo, los que se unan al servicio en ruta tendrán precios diferenciados para el combustible (dos pesos cubanos el litro de diésel, 10 el de gasolina motor, 13 el de la regular y 16 el de la especial) que deberán adquirir mediante tarjeta magnética.

Según afirma René, que se desempeña como taxista desde hace una década, «ya los ruteros arrendados al Estado nos están vendiendo el combustible. Lo mismo pasará con los particulares que se unan a ellos.

«Ahora habrá choferes privados que revenderán el combustible. Comprarán mil litros de combustible subsidiado a dos pesos y lo venderán a 10 a los transportistas no afiliados, a los agricultores o al que tiene carro particular. Así ganarán más, reportarán un porcentaje como viajes realizados y vivirán sin hacer nada.

«Por eso muchos nos quedaremos como taxi libre, que responde a la oferta y demanda, y tendremos que subir el precio del pasaje porque a nosotros no nos bajarán el costo del combustible ni nos permitirán gestionar pasaje en las rutas asociadas al sistema de piqueras ni interferir en los servicios de los autos que prestan servicio al turismo», subraya el chofer de 49 años, quien maneja un Chevrolet del 56 que «he tenido que ‘armar’ con piezas modernas».

«¿Qué alternativa le dejan al alto número de boteros que actualmente manejan carros que no son suyos y que tienen que entregarles diariamente a los dueños sumas que oscilan entre 500 y 1 000 pesos cubanos?», se pregunta Guillermo.

Este joven granmense, que vino para La Habana hace cuatro años y desde entonces maneja de La Víbora al Vedado, aclara que «es una mentira eso de que los choferes podrán adquirir partes y piezas en un mercado mayorista, sobre todo baterías y neumáticos que es lo que más se gasta, porque ahora mismo no hay piezas ni para los carros de las cooperativas ni en el mercado negro».

En palabras de la pasajera Leticia, «los taxis ruteros que están en este momento a cinco pesos por tramo en La Habana no están cumpliendo las normas. En ocasiones no recogen y pasan con capacidades; en otras, quieren cobrar más de lo establecido. ¿A quién se le ocurre extender entonces un servicio que ya funciona con mil irregularidades? Ya verán que nos siguen salvando los boteros, si es que queda uno ‘vivo'».

La iniciativa, que obligará a los que se afilien a crear una cuenta bancaria fiscal, se desarrollará en la capital para transportistas con vehículos de los tipos auto, jeep, panel y microbús con capacidad para entre cuatro y 14 pasajeros, que actualmente son unos 6 119.
Tomado de Cibercuba