El control determina los precios

El control determina los precios

LA HABANA, 18 sept. Al igual que cualquiera de mis conciudadanos debo sacar mis cuentas para llegar al fin de la jornada y me asusta saber que los gastos, en productos y servicios necesarios, casi imprescindibles, superan tranquilamente mi capacidad de pago con relación al salario de cada mes, porque debemos insertarnos en laberintos de una ecuación que nos convierte en matemáticos; mientras las mujeres (administradoras domésticas por tradición) devienen en genias dela física y alquimistas por respetar la glamorosa palabra gourmet, a la cual dejan chiquita cuando entran a la cocina: área prácticamente restringida cuando no se
tiene una capacidad creativa.

Según el sitio digital Portal del Ciudadano de La Habana, en recorridos efectuados por los municipios de Centro Habana, La Habana Vieja, Plaza de la Revolución, Playa, Boyeros, Guanabacoa, La Habana del Este y La Lisa, entre los de mayor concentración de población por kilómetro cuadrado, se detectaron 42 ciudadanos ejerciendo las actividades de trabajador por cuenta propia (TCP), carretillero y TCP elaborador vendedor de alimentos ambulatorio, en puntos de venta fijos, violando lo establecido en sus proyectos de trabajo.

La referencia de este hecho, nada casual, sino causal, advierte que los implicados (además) aplicaban precios abusivos a sus productos y no poseían la documentación que avalara su licitud.

Incluso, 26 de ellos, ejercían la actividad sin poseer la documentación para hacerlo de forma legal. Por supuesto, todos fueron notificados al amparo del Decreto 30/21 y del Decreto Ley 45/21.

Sin embargo, estos gatos andan sin “cascabel” porque los controles y la aplicación de las regulaciones establecidas por las gobernaciones locales, aún no resultan efectivos. El pago de las multas deja solo como referente la acción mediante la cual se penaliza.

El pasado año, autoridades del Partido y el Gobierno de La Habana visitaron a productores de las provincias Artemisa y Mayabeque. El intercambio resultó positivo. Allí, donde el hombre cultiva y cosecha, el precio de lo producido solo contiene un porcentaje justo de ganancia, después de invertir en semillas, roturación de tierras, fertilizantes, etc.

¿De dónde salen los productos que pregonan estos intermediarios, sin licencia para comercializar?, resulta una interrogante que siempre acusará una fisura aún mayor: nuestra capacidad para detener la escalada de los precios, mediante controles que impidan la tolerancia, la impunidad y la convivencia con las ilegalidades.

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