Cuba empieza a cambiar su paisaje con el “boom” de los autos eléctrico

Cuba empieza a cambiar su paisaje con el “boom” de los autos eléctrico

LA HABANA, 17 junio ¿La gasolina?, imagínate, 50 años luchando con ella, ¡ya no quiero ni olerla!”, dice Sixto González,mostrando su reluciente cuatriciclo eléctrico azul con el que se traslada a unos 40 km/h por La Habana, donde el combustible escasea y el transporte público es un suplicio.

Las motocicletas, triciclos y autos eléctricos salpican cada vez más el paisaje urbano de la capital cubana, dominado hasta ahora por viejos automóviles americanos de la década de 1950 y los compactos Lada de la era soviética.

Con un precio de entre 4.000 y 8.000 dólares, los cuatriciclos se han convertido en la ilusión de muchos habaneros atormentados por las dificultades del transporte. La última vez que Sixto llenó con diésel el tanque de su automóvil de combustión, aguardó ocho horas en una cola.

A un precio de entre 4 mil y 8 mil dólares, los cuatriciclos son la gran ilusión de muchos habaneros

Este taxista retirado, de 58 años, tiene la fortuna de poseer, además del cuatriciclo, uno de los 600.000 automóviles de combustión que circulan en la isla, donde viven 11,2 millones de personas, según cifras oficiales. Sin su suerte, muchos cubanos optan por una moto o por un triciclo eléctrico, utilizado muchas veces como taxi o para carga.

En una vieja armadora de camiones soviéticos en desuso, en la central ciudad de Santa Clara, está la planta Minerva, donde se ensambla ahora la mayoría de estas motos importadas de China o Vietnam.

Entre el ruido de atornilladores automáticos, un centenar de obreros arman y pintan las vehículos eléctricos, que avanzan empotradas sobre rieles de producción.

El objetivo es hacer 10.000 motos este año, dice Elier Pérez, director de Minerva, cuya máxima producción anual hasta ahora ha sido de 5.000.

En otra área de la nave se almacenan hileras de triciclos listos para la venta. Son parte de los 2.000 vehículos de tres ruedas previstos para este 2022, dice Pérez. Actualmente circulan en el país entre 40.000 y 50.000 motos eléctricas.

Hace tres años el gobierno empezó a impulsar el uso de vehículos eléctricos, introduciéndolos en empresas estatales para su personal.

“Cuba es un museo rodante”, con una gran cantidad de autos que “tienen 35 años de edad”, se lamenta Guillermo González, director de Ingeniería del Ministerio de Transporte. Se espera que con los autos eléctricos baje el consumo de combustible y también la contaminación.

El transporte público es otro calvario. Cerca del 50 por ciento de los micros están fuera de operación “por falta de neumáticos y baterías”. Los habaneros esperan a veces horas para abordar un micro intentando llegar a sus trabajos.

Para el gobierno la prioridad es el transporte público y de carga para la distribución de alimentos, asegura este responsable. Pero los obstáculos son muchos debido “al bloqueo que nos han impuesto, que no nos permite comprar las piezas, no nos permite créditos”, explica González, refiriéndose al embargo estadounidense contra la isla que dura ya seis décadas.

Las personas se aglomeran en interminables colas suspirando por conseguir gasolina y encontrar diésel en las últimas semanas es un triunfo. El problema viene de 2019, cuando Washington endureció las sanciones, bloqueando el arribo de cargueros venezolanos.

El suministro de petróleo cayó de 100.000 barriles diarios a unos 56.000 en promedio en 2021, explica Jorge Piñón, experto cubano de la Universidad de Texas. A esto se suma el déficit de generación de energía eléctrica desde hace casi un mes por fallas y trabajos de mantenimientos en termoeléctricas del país.

Para suplir esa energía eléctrica faltante, las autoridades recurren a grupos electrógenos que funcionan con diésel. (AFP)