Cuba, a 123 años de la llegada a la isla del cinematógrafo de los hermanos Lumière

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LA HABANA, 24 ene.  El 23 de enero de 1897, el francés Gabriel Veyré presentó en La Habana el cinematógrafo, inventado dos años antes por los hermanos Auguste y Louis Lumière, convirtiendo a Cuba en una de las primeras plazas del continente americano en disfrutar de la imagen en movimiento atrapada en una película.

Rigoberto Senarega, director de fotografía y con más de tres décadas de vinculación al cine cubano, comentó a Sputnik que este hecho ocurrido hace 123 años, «es un reflejo del vanguardismo que ha caracterizado a Cuba, y que ha puesto a esta pequeña isla en el centro de la mira de los grandes inventores alrededor del mundo».

«Cuba y los cubanos han sido siempre un punto de extrema curiosidad por conocer los principales inventos en el mundo —agregó Senarega—, entre ellos el cine (1897), el ferrocarril (1837), el teléfono (1881), la televisión (1952), que convirtieron a la isla en uno de los primeros países de América Latina y el mundo en conocerlos».

Según los historiadores del cine en Cuba, el francés Veyré llegó a La Habana el 15 de enero de 1897, donde alquiló un local con varias docenas de sillas, y ocho días después —el 23 de enero— organizó un espectáculo cinematográfico —el primero en Cuba— dirigido a las autoridades locales y la prensa.

Ante la acogida de público, Veyré se mantuvo hasta marzo de ese año ofreciendo funciones durante cinco horas diarias, y donde mostraba los cortos de mayor popularidad en Francia como el «El regador regado» (1895), «La partida de Naipes» (1896), «La salida del tren» (1895) y «El sombrero cómico».

También se exhibieron dos cortos filmados en España, «Infantería española en vivac» (1896), y «Artillería española en combate».

Gabriel Veyre aprovechó su estancia en Cuba y filmó lo que sería la primera película cubana —Simulacro de Incendio— donde participaron los Bomberos del Comercio de La Habana.

Un año después, en 1898, el cubano Jesús Esteban Casasús, filmaría el primer corto enteramente nacional, titulado «El brujo desaparecido», que promocionaba una casa productora de cerveza.

Para Senarega, un reconocido director de fotografía cubano —se encargó de la imagen en los largometrajes La Pared (2006) y Los Dioses Rotos (2008), y en los documentales ‘Al sur de mi garganta’, ‘Monteros’ (2006), y ‘Los últimos gaiteros de La Habana’ (2004), entre otras obras audiovisuales—, «esa curiosidad mantenida por el cine por más de un siglo nos tiene aferrados a él».»Ahora mismo —agregó— recién estamos estrenando una ley que protege al creador independiente —Decreto Ley No. 373 «del Creador Audiovisual y Cinematográfico Independiente», aprobado el 25 de marzo de 2019— que sigue abriendo las puertas a la democratización del cine en nuestro país, que ya sucedía de manera paralela a la industria pero sin amparo legal».

En el último Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, realizado en diciembre en Cuba, participaron más de 300 películas de 37 países.

(Sputnik)